¿Dónde estaban las feministas cuando…? Cuestionamientos sociales

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En un mundo donde la lucha por los derechos de las mujeres ha tomado un protagonismo sin precedentes, resulta imperativo cuestionar: ¿dónde estaban las feministas cuando el sistema patriarcal parecía invulnerable? Este interrogante no solo refleja un momento histórico de olvido, sino que pone de relieve la necesidad de un análisis crítico sobre el papel de las feministas en diferentes contextos sociales. Cada vez que una injusticia es manifestada, cada vez que una voz se ahoga en el silencio del conformismo, la pregunta persiste: ¿Voy a ser una espectadora o haré que mi voz resuene?

Desde los albores del feminismo, las féminas han luchado contra estructuras opresivas; sin embargo, la historia no siempre les ha otorgado el reconocimiento que merecen. Se han producido momentos clave donde su ausencia ha sido notoria. Por ejemplo, durante la Revolución Industrial, cuando las mujeres de clase trabajadora fueron víctimas de condiciones inhumanas. Muchas feministas se enfocaron en el sufragio y en derechos básicos, pero el sufrimiento de estas trabajadoras se vio eclipsado por la lucha por derechos que parecían más “prioritarios.” Esto plantea la pregunta: ¿debería la lucha feminista ser más inclusiva y no centrarse solo en una narrativa que beneficia a unas pocas?

Lo dicho anteriormente ilustra la predisposición de algunas corrientes feministas a olvidar la interseccionalidad, un concepto clave en la lucha social que integra muchas voces, realidades y contextos. Si bien el feminismo tiene raíces profundas en la búsqueda de igualdad, ha tenido momentos de exclusión. Las feministas blancas, por ejemplo, a menudo han abandonado las luchas de las mujeres de color, dejando un vacío alarmante para estas voces que claman por ser escuchadas.

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Así, se pueden observar diversos episodios históricos donde, a pesar de su disponibilidad teórica, las feministas no gestionaron su activismo de forma participativa. En la década de 1960, en plena lucha por los derechos civiles, las mujeres negras enfrentaban una doble opresión: racial y de género, y sin embargo, su lucha quedó relegada por la agenda de muchas feministas blancas. Hoy, en el contexto contemporáneo, es absurdo cuestionar la presencia de las feministas cuando, a través de redes sociales, se visibilizan las luchas por los derechos raciales, los derechos LGBTQ+ y la equidad en la salud. Entonces, ¿son las feministas modernas más inclusivas o simplemente se han adaptado a la voz de la mayoría?

Un nuevo cuestionamiento emerge: ¿dónde estaban las feministas durante la crisis financiera de 2008, que afectó desproporcionadamente a las mujeres? El aumento en la pobreza, la mala calidad del empleo y la precariedad laboral son temas que, aunque discutidos, no suficientemente abordados en las cúpulas feministas tradicionales. La clase trabajadora, que a menudo está formada por mujeres, sigue siendo un hilo olvidado dentro del tejido social. Al observar estas etapas de inacción, se vuelve inevitable repensar el papel de las feministas en momentos críticos y desastre económico. ¿Es suficiente únicamente concentrarse en los derechos reproductivos mientras se ignoran las causales estructurales que perpetúan la pobreza?

En la actualidad, la violencia de género continua siendo una de las luchas más acuciantes. Pero, ¿dónde se encontraban las feministas durante la escalofriante normalización de la violencia y el acoso en espacios públicos y laborales? La indignación brota de todos los rincones del mundo, pero la lacra persiste. Las campañas y los hashtags, aunque eficaces, no se traducen necesariamente en acciones concretas. Aquí radica un desafío constante: hacer que el activismo sea un motor de cambio real y no solo un eco en las redes sociales.

La reflexión crítica nos motiva a interrogar a las feministas actuales. ¿Es su lucha suficientemente abarcadora? ¿Están sus voces acordes al clamor de la diversidad? Lo cierto es que el feminismo se debe a una constante renovación. En esta encrucijada, es fundamental que las feministas no solo aprenden de sus errores históricos, sino que actúan de tal manera que la historia no se repita. Si se anhelan cambios profundos, es el momento de dialogar activa y sinceramente sin jerarquías que silencien otras voces.

Afrontar la pregunta “¿Dónde estaban las feministas cuando…?” no es solo sobre señalar ausencias, es un reto para normar la postura crítica y fomentar una cultura de inclusión. Es un engranaje que debe ser activado para que la lucha feminista del presente y del futuro abarque todas las dimensiones de la experiencia femenina. Desde la interseccionalidad a la solidaridad efectiva, las feministas han de reconfigurar su activismo, fomentar alianzas estratégicas y no permitir que la historia vuelva a relegar voces vitales. Cada acción cuenta, cada voz importa. Así que, si bien hemos caminado un trecho, queda un largo camino por recorrer hacia una verdadera igualdad.

Las feministas de hoy deben construir puentes, ser inclusivas y rendir cuenta a todas las mujeres. La lucha no es por unas pocas, sino por todas. Cada historia silenciada, cada dolor no escuchado, exige un esfuerzo renovado. ¿Estás lista para cuestionar y actuar?

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