En los últimos años, la serie «Por 13 razones» ha generado un aluvión de debates sobre diversos temas, siendo uno de los más discutidos su potencial como obra feminista. Desde su estreno, ha capturado la atención del público no solo por su narrativa cruda y emocional, sino también por la complejidad de los personajes y las problemáticas sociales que aborda. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿es realmente una serie feminista? Para desentrañar esta cuestión, es fundamental explorar los diferentes matices presentes en la trama y la forma en que estos se relacionan con el feminismo contemporáneo.
Primero, examinemos el contexto de «Por 13 razones». La historia gira en torno a Hannah Baker, una adolescente que decide poner fin a su vida. A través de una serie de cintas, cuenta las razones que la llevaron a tomar esta drástica decisión. La serie no escatima en mostrar las diversas formas de acoso que sufrió, así como la falta de apoyo que encontró en su entorno. Este enfoque en el sufrimiento y la victimización de una joven mujer abre un importante debate sobre la representación del dolor femenino, pero ¿es esto suficiente para catalogarla como feminista?
En términos de personajes, la serie presenta una variedad de figuras masculinas y femeninas, cada una con sus propias luchas. Sin embargo, a menudo se señala que las mujeres son retratadas a través de un prisma de vulnerabilidad contemporánea, lo que podría ser interpretado como una forma de objetificación, pese a su relevancia crítica. La premisa de que las acciones de los hombres son determinantes en el destino de las mujeres puede ser visto como un doble filo: por un lado, denuncia las dinámicas de poder que prevalecen en nuestra sociedad; por otro, puede sugerir una falta de agency en las protagonistas femeninas, algo que los feminismos contemporáneos trabajan activamente en cuestionar.
El argumento de que «Por 13 razones» actúa como un vehículo de concienciación sobre el acoso escolar, la violencia de género y la salud mental es innegable. Las tramas se entrelazan con el acoso sexual, la cultura de la violación y la presión social, temas que merecen ser discutidos en voz alta. Sin embargo, surge la interrogante sobre si la serie ofrece un espacio para la resiliencia femenina. Aunque algunos personajes, como Clay Jensen, muestran compasión y crecimiento personal, el salvador masculino no debería ser el único camino a la redención o la liberación de las mujeres retratadas en la serie. Este es un punto que provoca indignación entre las feministas: la incapacidad para presentar soluciones que no dependan del rescate masculino.
Adentrándonos en la representación de la sexualidad, otro aspecto crítico de «Por 13 razones» es cómo aborda la sexualidad de sus personajes femeninos. En un mundo que a menudo demoniza o sexualiza a las mujeres, la serie navega por la complejidad de la sexualidad adolescente. Los encuentros íntimos son retratados con una mezcla de ternura y brutalidad, lo que refleja la confusión y las expectativas poco realistas que los jóvenes enfrentan. Sin embargo, la sexualidad en la serie frecuentemente se utiliza como una herramienta narrativa para profundizar en el sufrimiento de las mujeres, lo que propone un interrogante ético sobre su representación. Esta tendencia podría ser vista como un retroceso dentro del discurso feminista, ya que deja poco espacio para que las mujeres se adueñen de su sexualidad de manera positiva y empoderada.
Desde una perspectiva más amplia, algunas voces han argumentado que «Por 13 razones» ofrece una crítica significativa hacia las estructuras patriarcales y las dinámicas de poder presentes en el entorno escolar. Las revelaciones sobre cómo los personajes masculinos se benefician del sufrimiento de mujeres, o son cómplices de la cultura de la violencia, generan un punto de reflexión potente. Este aspecto podría situar la serie dentro de un discurso feminista que denuncia y busca desmantelar esas estructuras. Sin embargo, este complejo entrelazado de victimización y empoderamiento es lo que comparte un trasfondo perturbador que desdibuja las líneas de lo que se considera realmente feminista.
Con todo lo anterior, es vital señalar que el feminismo no es una ideología monolítica. La diversidad de perspectivas dentro del feminismo implica que «Por 13 razones» podría ser considerada como feminista desde ciertos ángulos y, al mismo tiempo, ser criticada severamente desde otros. Su valor radica en abrir un espacio de diálogo y reflexión sobre tópicos sensibles que afectan a la juventud actual. La serie no busca dar respuestas fáciles, sino que provoca preguntas incomodas y necesarias sobre la identidad, el sufrimiento y la lucha por una voz en un mundo que a menudo silencia a las mujeres.
En conclusión, «Por 13 razones» puede ser vista como un espejo que refleja los miedos y las luchas de la adolescencia en un contexto de crisis. Su aproximación a las problemáticas feministas es discutible y su efecto en la audiencia y en el discurso público no puede ser ignorado. La mezcla de tragedia y crítica social puede ser, en última instancia, el catalizador para un entendimiento más profundo de las dinámicas de género en la sociedad contemporánea. Sin embargo, la calidad de su feminismo es un debate que sigue incendiando pasiones, y es precisamente a través de este tipo de discusiones que se forja un camino hacia la transformación.